
Lo que un freelance puede aprender de Ferran Adrià
Riesgo, libertad y creatividad. Esas fueron las palabras que utilizó Ferran Adrià, el genio que ha roto todos los moldes y estereotipos ligados a la gastronomía, para definir elBulli Foundation, el último de sus proyectos y un sueño hecho realidad que verá la luz en 2014. No sorprende que Adrià, audaz por naturaleza, haya encontrado en la combinación de esos tres ingredientes su receta más admirada, esa que le ha llevado a ser una de las 100 personas más influyentes según la revista Time.
Mucho se ha hablado ya del chef catalán, así que este post no pretende descubrir aún más los secretos de su cocina o los recovecos de su proceso creativo. Para eso están los más de 2500 artículos y las más de 14000 páginas que se pueden consultar en la web de elBulli. Lo que sí buscamos con estas líneas, es iniciar el primero de una serie de posts sobre personajes famosos cuyo legado pueda servir a cualquier freelance para animarse a lanzar su talento, y encarar su futuro laboral con las mismas ganas que las de aquellos que un día lograron triunfar en lo que se propusieron.
Ferran Adrià llegó a la cocina casi por casualidad. Cuando tenía 18 años el gran objetivo de aquel chaval de L’Hospitalet era ahorrar el dinero necesario para costearse unos meses de estancia en la agitada Ibiza. Un deseo juvenil que le llevó a cambiar los libros por los platos, concretamente los que estuvo fregando durante un año en el pequeño Hotel Playafels de Castelldefels. Ese fue su primer contacto con la cocina, y por aquel entonces ni él mismo imaginaba hasta dónde le llevaría aquel camino que recién había comenzado a andar.
Tú que eres freelance, o tú que estás en el paro, o incluso tú que estás valorando emprender un negocio. Piensa en qué hubiera sido de aquel Ferrán Adrià si no hubiese tenido un objetivo que le motivara, en su caso algo tan banal como un viaje, pero algo que tenía la suficiente fuerza como para centrar en su consecución el 100% de sus esfuerzos. De no ser así, probablemente nos hubiéramos perdido a uno de los mejores chefs de la historia. Así que la lección es evidente: fíjate una meta, busca en ella una motivación que te ayude a seguir adelante cuando las fuerzas flaqueen, y por supuesto mentalízate para asumir riesgos. Sin riesgos no hay éxito, o como se suele decir: quien no arriesga no gana. Recuerda las palabras de Adrià con las que abríamos este post.
Pero riesgo es también distanciarse del resto sin temor a ser tildado de loco. Y eso implica gozar de un cierto margen de libertad. En ese contexto, el freelance debe aprovechar que opera sin horarios ni jerarquías para marcar diferencias con cada proyecto que se le presente. Innovando y aportando valor en cada una de sus acciones. Si lo hace, su reputación subirá como en su día lo hizo la de Ferran Adrià, y podrá llegar a posicionarse como un referente en su sector profesional.
Adrià así lo entendió cuando al poco de entrar en elBulli (tras volver de Ibiza y tras prestar el servicio militar) el que por entonces era su jefe, Jean-Paul Vinay, le comunicó que abandonaba el restaurante para emprender una nueva aventura gastronómica en Barcelona. Corría el año 1984, y a aquel cocinero sin apenas experiencia se le abría ante sí un panorama que no desaprovecharía. Asumió la responsabilidad de la cocina junto a su colega Christian Lutaud, y luego en solitario solo tres años más tarde. Un tiempo que empleó para viajar y empaparse de la cultura gastronómica francesa y española hasta asumir los conocimientos suficientes como para desaprender lo aprendido y empezar a crear sin clichés ni ataduras. En uno de aquellos viajes escuchó de la boca de uno de los grandes chefs de la época, Jaques Maxim, una frase que le cambió para siempre: Creatividad es no copiar.
La consigna tiene miga. Aplicada al mercado laboral actual tiene la misma validez que aplicada a la cocina. No en vano, el profesional que consiga desarrollar un estilo propio y sepa promocionarse a través de los diferentes canales de visibilidad (Redes Sociales, Blogs, Curriculum 2.0) será el que se lleve el gato al agua. Por el contrario, aquellos que se limiten a replicar lo que hacen otros y no se atrevan a innovar, están condenados a quedar relegados a un segundo plano.
Ferran Adrià desde que se hizo con la batuta de elBulli fue de los primeros en entender este nuevo modelo en el que solo los que arriesgan y tienen un sello personal logran sus objetivos. Su implicación y compromiso con su profesión fue creciendo a medida que el pequeño restaurante de cala Montjoi se iba haciendo un nombre en las mejores guías gastronómicas. La cocina había dejado de ser el medio para convertirse en el fin es sí mismo. Crear, experimentar e inventar nuevas recetas era lo que más le motivaba -aún lo sigue siendo-. Y desde entonces, aquel Ferran Adrià fue el que empezó a cambiar las reglas del juego y a echar por tierra los estereotipos. De su mente salieron ideas revolucionarias que trascendieron a todas las esferas posibles, incluyendo el arte o la tecnología.
El resto de la historia es de sobra conocida, y como decíamos hay publicados ríos de tinta. Pero ahora te toca a ti escribir la tuya. ¿Estás preparado?